viernes, 23 de enero de 2009

CLUB DE LECTURA: FANS DEL SIMENON.


A partir del dia 12 - 13 de Febrero de 2009, con motivo del aniversario del nacimiento de nuestro aclamado escritor Georges Simenon, comienza la aventura del club de lectura de "FANS DEL SIMENON".


El objetivo de este club radica en "leer" 1 obra al mes de este autor y comentar las experiencias de cada uno adquiridas en la lectura.


Se acepta todo tipo de sugerencias, comentarios y opiniones diversas. Por mi parte introduciré un fragmento de cada obra; del cual, cada uno será libre de ofrecer su opinión.


Para este venidero mes de Febrero, comenzaremos con su primera novela del comisario Maigret: Pietr el Letón (Pietr-le-Letton) (1931)


1 comentario:

  1. "¡En la mirada que dejó caer sobre ella estaba todo Maigret! ¡Qué calma! ¡Qué indiferencia! ¡Como si sólo hubiera oído el zumbido de una mosca! Como si tuviera delante de sí un objeto trivial."

    Línea clara, personajes esquemáticos. Los primeros pasos de Maigret por este mundo me recuerdan al estilo de los cómics de su compatriota Tintín.
    Aun así, en las primeras páginas se anticipa el personaje que se irá enriqueciendo en las sucesivas entregas, ganando en profundidad a medida que se le va inventando una biografía; conforme vamos conociendo el nombre de su esposa, su nacimiento en Saint Fiacre, sus primeros casos… hasta su jubilación y retiro en la Francia Central.
    A partir de los datos de esta novela solamente puede decir que Maigret se engendró en el Mar del Norte, y que nació en 1931, a la edad de 45 años, tras dos de gestación, pero luego su biografía se va extendiendo hacia adelante y hacia atrás en el tiempo (literario).
    Lo que más me ha gustado de esta primera novela de Maigret (aunque he de decir que no soy un gran seguidor del personaje, ya que solo habré leído, y muy superficialmente, una media docena de ellas) es lo bien retratado que está desde el principio. Cómo apuntan ya los métodos más psicológicos que puramente lógicos de este detective genuinamente europeo, en contraposición con los de sus colegas anglosajones, más analíticos, o más resueltos en la acción. Y también la inocencia de la época y el lugar que retratan. Esa Europa de entreguerras (o inmediatamente de postguerra en las siguientes obras de la saga), en la que los carteros iban en bicicleta por los caminos siempre enlodados, en la que los hombres vestían gabardina y sombrero, y las estufas eran de carbón.
    La minuciosidad de los métodos policiales (como el “retrato por palabras” del principio) me recuerdan a algunas películas mudas poco anteriores, como las secuencias iniciales de la magistral “Doctor Mabuse”, de Fritz Lang, y le dan un sabor y un encanto peculiar.
    Por otro lado, se deja traslucir en algunos comentarios ciertas tendencias ideológicas de Simenon que hoy día se hubiera cuidado mucho de escribir (de lo mismo se acusa a Hergé, hasta el punto de que se ha pretendido retirar de la circulación “Tintín en el Congo” por pretendida apología del racismo). Aunque Simenon deja escapar algunos comentarios dudosos como “Cada raza posee su olor, que las demás razas detestan”, o algunas alusiones poco elogiosas hacia los judíos, o comentarios misóginos, creo que visto en la lejanía de la época en que fue escrito, se pueden pasar por alto. De lo contrario incurriríamos en el error de juzgar con los valores predominantes de hoy día las opiniones y actos de personas y personajes de otra época.
    En general, es una novelita que se lee de un tirón, o dos. Muy amena, y muy cerrada en sí misma. Es decir, después de haberla leído no se tiene la sensación de que vaya a ser la primera de una tan larga serie; y aunque la premisa argumental, que no voy a desvelar, por si alguien todavía no la ha leído, está un poco llevada y traída, la sensación que deja es de cierta frescura y originalidad. Uno llega a simpatizar con casi todos los personajes ( o a compadecerlos en cualquier caso) , aunque sean los villanos de la historia, y sobre todo, lo que más satisface es que Simenon nos regala, como en casi todas sus obras, un fragmento de vida, una ventana secreta para asomarnos a una escena, un lugar, una época, y un grupo de personas particulares cuyos retratos están bien trazados y bien ambientados. Vistos siempre a través de la mirada penetrante a inteligente de Maigret.

    ResponderEliminar