jueves, 31 de diciembre de 2009

DICIEMBRE 2009. MAIGRET (11). La amargura del condenado.

Una de les millors aventures del comissari Maigret. La atmosfera que envolta tota la investigació és claustrofobica, en ella es succeixen les copes al bar. El personatge que donarà punt i final a la investigació apareix com un bebedor empedreït. El qual fuig de la seua muller de forma sistemàtica i es refugia al bar tots els dies després de treballar fins a les vuit que li pertoca el sopar. .... El fil de l'argument sobre el qual circula la novel·la es només una excusa per a introduir uns personatges masclistes, propis de la autoritat misogina de l'escriptor, els quals es reuneixen prop d'una taberna on poder beure begudes alcoholiques i des d'on planifiquen escapades nocturnes amb dones fora del matrimoni.



Destaquem el següent fragment del relat:





--------------------------------------------------------------------------------

-- ¿Y no sabe que murió?

Basso enmudeció. Maigret insistió, sin darle un respiro:

-- ¿No sabe que lo mataron, que lo llevaron en coche a los muelles del canal Saint-Martin y que lo arrojaron al río?

El otro no constestó. Sus hombros aún se encongieron más. Miró a su mujer, a su hijo, a la vieja que , como ya era la hora de la cena, ponía la mesa sin dejar de lloriquear.

-- ¿Qué piensa hacer?

-- Voy a detenerle. Su esposa y su hijo pueden quedarse aquí o volver a su casa. -- Maigret entreabrió la puerta y ordenó al gendarme --: Búsqueme un coche.

-------------------------------------------------------------------------------



Tot arriba com a conseqüència de:



-------------------------------------------------------------------------------

--¡Espere! Me gustaria saber si Feinstein, cuando lo chantajeaba, contaba con un arma más contundente que la infidelidad de su mujer. En pocas palabras... -- Calló, se sacó del bolsillo el cuaderno de direcciones y lo abrió por la letra U--. En pocas palabras, me gustaría saber quién mató hace seis años a un tal Ulrich, que vivía en la Rue des Blancs-Manteaux, y quién arrojó después su cadáver del canal Saint-Martin.



Tuvo que hacer un gran esfuerzo para acabar la frase porque, mientras hablaba, la transformación que se operaba en su interlocutor fue brutal. Tan brutal que Basso casi perdió el equilibrio, quiso apoyarse en algo, puso la mano en la estufa y la retiró mascullando:

--¡Dios!

Sus ojos desorbitados miraban a Maigret con terror. Retrocedió, tropezó con su silla y se sentó como sin fuerzas, repitiendo maquinalmente:

--¡Dios! ¡Dios!

--------------------------------------------------------------------------------



Crida poderosament la atenció, que aquesta feblesa i reacció demostrada pel principal sospitós consisteix simplement amb la por de delatar un AMIC. Ell sap que no és culpable, però també sap que no pot acusar a l'AMIC, que durant aquestos moments tant durs tant l'ha ajudat.



Per al mes pròxim proposem "El puerto de las brumas", novel·la escrita al 1932.

D'aquesta novel·la no dispose de ningun exemplar, per tant deixe com a responsabilitat d'aquells que vulguen col·larborar en el blog que puguen llegir la novel·la i aportar les seues opinions.

No hay comentarios:

Publicar un comentario